Campanilla fantasma
Klara trabajo hasta su vejez como empleada doméstica, los últimos 40 años en la misma casa de "Frau Doktor", hasta la muerte de su patrona
Para la época del casamiento de Marta, todas las hermanas mayores habían conseguido trabajo en casas de familia en Berlín donde se desempeñaban durante todo el día y luego de haber lavado los platos y ordenado después de la cena podían retirarse a su casa hasta el día siguiente.
Por razones económicas las hermanas alquilaron todas juntas una habitación que les
quedara cerca de los trabajos.
Klara consiguió trabajo en una familia muy pudiente que poseía un
departamento muy céntrico y sumamente amplio, con dos entradas totalmente independientes,
una entrada era para los señores y las visitas y otra entrada para el servicio doméstico
y los proveedores.
Mientras que la entrada de los señores daba al palier principal con ascensor,
la de servicio daba a un palier secundario y por escaleras, por lo que era
imposible ver lo que sucedía en un palier, desde el otro.
Cuando la “Señora “, contrata a mi tía Klara la instruye en sus funciones,
entre las que , aparte de la limpieza en sí, contaban las “cláusulas de
etiqueta” o, cómo se debía comportar mi tía (de ahora en adelante “la criada”) frente
a visitas, proveedores, el trato al “señor” , “la señora”, y al “niño” (aunque éste ya fuera mayor de edad).
Las visitas debían ser tratadas de “Herrschaften” o sea los que mandan.
Klara debería responder al nombre genérico que se imponía a todas las empleadas,
o sea “Minna”, de manera que el “Señor” y la “señora” no tuvieran que complicarse
aprendiendo nuevos nombres de las siervas.
De la misma manera ocurre en Inglaterra donde los mayordomos reciben el
nombre genérico de “Perkins”, para cada puesto de trabajo había nombres genéricos,
a los cuales los empleados/siervos debían responder.
Una de las instrucciones fue: En caso de sonar el timbre, primero debía
acudir a la entrada principal por si se trataba de visitas, de no haber nadie, debía acudir a la entrada
de servicio, su accionar debía ser rápido pero sin correr, no debía gritar
diciendo por ejemplo “ ya va”.
En pocas palabras debía ser eficiente y silenciosa, para no
perturbar la paz del hogar.
La “señora” también le encargó encarecidamente atender el teléfono,
para lo cual debía aprenderse algunas frases de rigor en caso de que los
patrones hubieran salido o simplemente no deseaban atender.
Klara, temerosa y llena de respeto escuchó las recomendaciones y repetía en mentalmente toda la información y tratando que nada se le escapara de todo este nuevo mundo , ya que era la primera vez que tenía un trabajo en una casa de familia de la alta sociedad, en vez de cosechar papas y coles en el campo.
Pues bien, al día siguiente de haber sido aceptada, la “Señora” la
llama y le informa que tendrá que salir por un rato a hacer sus diligencias,
por lo que Klara se quedaría sola en la casa, pero que “ya sabía” lo que tenía
que hacer y que pusiera especial empeño en que no hubiera polvo en los muebles
del comedor dado que recibirían visita esa noche.
Mi tía quedó con una gran responsabilidad sobre sus hombros y trataba
de recordar con mucha desesperación
todas esas cosas que ella “ya sabía”.
Al tiempo y mientras estaba ocupada con el plumero y el trapo de pulir
la platería, escucha una campanilla, con toda la majestuosidad que le fue posible se encaminó a la entrada principal, tratando
de recordar los formulismos en caso que fueran visitas.
La campanilla sonaba con insistencia. Pero al abrir: no había nadie
Se dirigió entonces a la entrada de servicios con paso presuroso, pero
para su asombro tampoco se veía persona alguna.
La campanilla volvió a sonar estridente e insistente, Klara corre hacia
la entrada principal, donde ….No había nadie.
Sigue el sonido que rompe los nervios y
lleva al paroxismo a una niña de solo 17 años en su primer trabajo de
importancia.
Corre a la entrada de servicio, esta vez, ya gritando...” ya voy...ya
voy”, para encontrarse nuevamente ante un palier vacío.
Vuelve la campanilla a insistir con su agudo sonido, Klara al borde del
llanto y no sabiendo cuál era el peligro que se cernía sobre ella, optó por
quedarse en la mitad de la sala , que era a su vez equidistante de ambas
entradas, armada con un escobillón.
Su pensamiento... si entra por la de servicio, le pego con el escobillón
y huyo por la puerta principal.
Si entra por la principal, le pego y huyo por la de servicio.
Así la encontró la “señora “cuando volvió, temblando, llorando y en estado de shock,
La señora sin inmutarse le preguntó...” Minna ...porque no atendiste el
teléfono? Yo te llame para saber si todo estaba bien?
Klara respondió...que es un teléfono señora?
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ResponderEliminarLas tínsula son también una excelente fuente de la historia familiar.
ResponderEliminarQuise decir: las tías. Soy Eli.
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