Translate

lunes, 1 de junio de 2020

Capítulo V -1917

1917 – El Destino lo es todo


1917: En este año mi madre cumplía los 6 años y con ello iniciaba su escolaridad. Cerca de Leutmansdorf donde se había establecido Selma con su nuevo marido y toda la familia , por cierto más que numerosa, se hallaba el “Kessel Stifft” una escuela internado donada y mantenida por la Condesa Kessel para  niños pobres.

Margarita y su inseparable hermana Frieda fueron inscriptas en ella, al principio el austero edificio de piedra gris de tres pisos intimidaba. Pero luego según los recuerdos de mi madre, se sintió muy feliz en él.

Si bien había que levantarse puntualmente a las 7 de la mañana, para lavarse, desayunar una taza de leche caliente con un pedazo de pan recién horneado, con una delgadísima capa de manteca pero que sabía a gloria.

Luego venían las horas de clase, con maestros severos pero la severidad era algo que desde niño se aprendía rápidamente en Prusia y por ende en Silesia que era digamos la cuna de Prusia.

Todo era a horario: Almuerzo, todos  sentados a la mesa y en silencio, luego un rato de ocio, a la tarde cada niño debía hacer su camas y a los más grandes se encargaban de la limpieza de los dormitorios,  por último la cena en silencio, para acostarse temprano.

Los domingos se asistía al oficio religioso, la mayoría de los niños eran de la congregación luterana y los pocos católicos tenían permiso para dirigirse a la iglesia de su credo.

Ver la familia se diluía en el tiempo, puesto que muy pocos padres podían viajar para visitar a sus hijos.

Los sábados había que bañarse, luego del cual se les entregaba ropa que “olía a limpio” como recordaba mi madre.

Vestían un uniforme y la condesa en persona revisaba cada uno de los detalles y el buen funcionamiento del establecimiento, aparecía de improviso y lucía majestuosa sobre su brioso caballo blanco, montando con ambas piernas sobre el lado izquierdo, que era el estilo "amazona" de montar de las mujeres de la sociedad puesto que los médicos de la época  recomendaban este estilo  para evitar los “desgarros genitales”, viendo a esas auténticas amazonas nos es incomprensible como podían cabalgar sin caerse de la montura, pero no únicamente cabalgaban, también galopaban e incluso participaban en la cacería del zorro con increíble pericia.

Desmontaba de un salto con su vestido estilo princesa y fusta en mano se acercaba con paso gallardo ante los alumnos y personal de la escuela perfectamente formados, revisaba las orejas de los alumnos, veía que los uniformes estuvieran limpios y sin manchas, luego indagaba a los maestros sobre los logros obtenidos, felicitaba o regañaba a los niños según era necesario, y por último se dirigía al personal de cocina indagando si los niños comían todo lo que se les servía, (esto significa que los platos debían quedar sin restos de comida y a falta de pan buena es la lengua para que nada quede en el plato.)

Nuevamente felicitaba o regañaba dado el caso.

Cuando se retiraba y los niños debían quedar petrificados hasta recibir  la orden de romper la filas y volver a los quehaceres.

Eran tiempos muy felices, fundamentalmente porque no pasaban hambre, estaban abrigados y la disciplina era mucha pero no agobiaba.

Además estaban las dos hermanas juntas, y eso ayudaba mucho para vencer la soledad y la lejanía de su madre.

Para las vacaciones que no eran muy prolongadas podrían volver a casa.

Pero como dije en el título de este capítulo, “el destino lo es todo” (viejo proverbio nórdico).

Un tiempo más adelante (realmente no puedo decir cuánto tiempo pudieron asistir al establecimiento) se produjo el siguiente acontecimiento:

Una de las alumnas que asistía a los grados superiores cometió un acto de rebeldía, y fue castigada con severidad con una vara por su maestro. Y luego fue expulsada.

La madre de esa niña furiosa por la golpiza impartida, quiso interponer una nota ante la condesa pero como sus conocimientos de escritura y redacción eran rudimentarios, le solicito a mi abuela para que la redactara y escribiese.

A los directivos de la escuela les llevo muy poco tiempo averiguar quien había hecho la nota, recuerden que he mencionado que Selma era una de las muy pocas personas que escribía y redactaba bien en la región.

Por lo tanto llamaron a la madre de la niña y le dijeron. Sabemos que esto no lo ha escrito Ud., ahora díganos quien lo ha escrito. Y por supuesto salto el nombre de mi abuela, que fue citada de inmediato.

Una vez que ella compadeció, le dijeron: “Sabemos que Ud. no ha firmado la nota, pero el solo hecho de redactar este escrito hace que nosotros sospechemos que Ud. también esta desconforme con esta escuela. Por lo tanto, la invitamos a que retire de inmediato a sus dos hijas y las lleve a su casa, por cuanto que los recursos que disponemos son escasos y obviamente solo los compartimos con personas que los valoran”.

Y de esta manera abrupta terminó el tiempo de bonanza, puesto que si bien estaban con la madre, el hambre y el frío volvían a ser una realidad.

Por favor no olviden de compartir este capitulo con su red social, apretando el icono correspondiente 👇👇👇

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Este es un mensaje automático,
Leere tu mensaje a la brevedad y de ser posible te lo respondo.
Gracias por comunicarte.
Eduardo Muzykant

Resumen

Capitulo XLII - El viaje en Tren

  El viaje en Tren Continúo con el relato dejado en el capítulo XXXIX. Ya hacía varios días que el Cap Arcona había echado amarras en el...