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sábado, 5 de septiembre de 2020

Capítulo XVIII - Encuentro Romántico

 

Encuentro Romántico


A comienzos de mayo de 1930, mi madre contaba con 19 años recién cumplidos y se había puesto de novia con un albañil alegre y buen mozo, que según ella era el amor de su vida. La cosa iba muy bien los días de semana, donde el se comportaba como un caballero y cotejaba como es debido a mi madre, pero los sábados, día de cobro, iba desde el trabajo directamente a la “kneipe” o sea al bar, donde se quedaba hasta quedar totalmente ebrio y era cada vez mas frecuente que los encuentros de la pareja terminaran a los golpes, y a mi madre le resultaba cada vez mas difícil disimular los moretones , incluso heridas que le propinaba ese hombre.

En ese contexto Ida la segunda de las hermanas en orden de nacimiento, y la que fue la que siempre fue nexo entre los demás hermanos, fue a buscar a mi madre al trabajo para invitarla a tomar un refresco y de paso aconsejarle sobre una situación que, según ella, no iba mas.

Pero claro como en todo caso de mujeres golpeadas, éstas disculpan a sus agresores y aseguran que sera la ultima vez, que de ahora en adelante va a cambiar todo, por que ellos las aman apasionadamente.

Así caminando las dos hermanas se acercaron a un kiosco de diarios y revistas, delante del cual estaba parado un hombre, aparentemente el diariero, con un paquete debajo del brazo, con la frente cubierta de gotas de sudor, y con parte de la camisa salida del pantalón, producto que se había enganchado con los “supuestos" diarios.

Este hombre las miraba intensamente.

A mi tía Ida le pareció una situación sumamente graciosa, y le dijo a mi madre:

_” Mira, mira con que facilidad te puedes conquistar a ese gordo diariero y le das una patada a tu albañil" y lanzó una carcajada.

El “diariero” que había escuchado parte de la conversación y la risa , espero pacientemente y cuando pasaron delante de el , se dirigió a ellas, preguntando:

_" Puedo preguntar si las señoritas se ríen de mi o tratan de conquistarme?” 

y sin mas trámite se puso al lado de mi madre dispuesto a acompañarlas.

Mi madre totalmente avergonzada dejó a su hermana en el medio, corriéndose al otro costado, mientras la pellizcaba furiosamente en el brazo, pero Ida se rio aun mucho mas, todo esto le parecía totalmente desopilante, y dijo en voz alta:

_" Quédate tranquila hermanita, el señor no puede abandonar su puesto de diarios, así que estas segura".

El hombre respondió sonriendo:

_ “ No soy diariero y no es mi puesto, soy músico y lo que llevo bajo el brazo son las partituras de música".

Ida a quien todo esta situación le parecía muy divertida, quiso darle una vuelta mas de tuerca y al llegar a la esquina dijo :

_“Yo tengo que hacer un trámite urgente por este otro lado, pero si el caballero esta dispuesto a invitar a mi hermana a un café , ella seguro que acepta con gusto.”

Y obvio que el caballero estaba dispuesto, y así se lo hizo saber a mi madre, la cual  siempre fue tímida no encontró la manera de rechazar la invitación, y la hermana le susurro al oído antes de irse

_" Acepta, total luego no lo vez nunca mas".

Así las cosas fueron a un bonito café y allí el caballero desplegó todo su encanto con una charla culta y agradable, por lo que mi madre se relajó, y pronto encontró que el gordo diariero sudoroso, no era un adefesio sino un simpático hombre y que tenia temas de conversación a los que ella , acostumbrada a tratar con campesinos y albañiles, no estaba acostumbrada, pero sí se sintió cómoda y halagada con la charla.

Igualmente en su cabeza repetía, en cuanto termine de hablar, nos despedimos y no lo veo nunca mas.

Finalmente llego la hora de despedirse y de pedir la cuenta de la consumición, cuando el señor saco la billetera, no había nada de dinero en ella, ni siquiera unos míseros centavos.

No quedaba otro remedio entonces que mi madre sacara su monedero para abonar la cuenta, pero el caballero argumentó que  permitiría que ella pagara, siempre y cuando  ella luego lo acompañara a su casa donde el le devolvería lo adeudado.

Así presionada por los acontecimientos mi madre accedió, y mientras caminaban juntos, la charla se hacia cada vez mas agradable.

Al llegar a la casa, el señor le pidió que aguardara afuera unos instantes para ir a  buscar su dinero.

Así las cosas, mientras el señor se demoraba, aparece una persona que se identifica como la  madre del mismo y  de manera bastante agresiva le dice.:

 _"Señorita, le comunico que mi hijo no puede casarse por que el juró ante el ataúd de mi esposo que él se haría cargo de mí y de sus hermanas.

Cuando el el señor volvió, y vio la cara consternada de mi madre, le preguntó el motivo y ella se lo contó, el entonces contesto:

_"Es cierto, y realmente me tienen muy cansado, por que como yo trabajo de noche y me levanto tarde, mis hermanas aprovechan para entrar a mi pieza y sacar todo el dinero que he hecho trabajando, por eso no he tenido dinero para el café.

Así las cosas quedaron en volver a verse, situación que duro por casi 58 años, pasando por dolor y enfermedad, por la dicha y felicidad y en la pobreza y la bonanza.

Ese hombre jamas le puso un dedo encima y siempre optó por tomar las decisiones por consenso.

Ese hombre fue mi padre

De izquierda a derecha, Margarita Riedel , Isidor Muzykant, una amiga 


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Eduardo Muzykant

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