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sábado, 11 de julio de 2020

Capítulo XI - Estudiando Enfermería

Estudiando Enfermería

 

Cuando mi madre cumplió 15 años, estaba en condiciones de entrar como “aprendiz” para aprender un oficio.

Se dio la casualidad que para esa época se abrió una casa cuna, y se requería personal para el cuidado de los niños desde recién nacidos hasta los 3 años.

Las condiciones eran las siguientes, recibiría 3 comidas diarias y el uniforme de trabajo, el aprendizaje duraba dos años y una vez concluido debía rendir un examen validado por el Káiser y lo que le permitiría estar al frente de una casa cuna ya paga mediante.

Habíamos visto que mi madre nunca pudo aprender mucho en la escuela porque siempre estaba cansada y desnutrida y se la pasaba durmiendo. Pero lo poco que aprendió lo aprendió magnífico, hasta el fin de sus días supo las tablas de multiplicar hasta el 12, sumaba y restaba con asombrosa rapidez y no cometía errores de ortografía, incluso había aprendido de memoria varios poemas clásicos.

Si en cambio tenía desconocimiento de geografía y otras materias.

Tenía un curioso método para sumar, que luego me enseñó: sumar 9 es igual a sumar 10 y restar uno, una vez aprendido esto la suma se realiza más rápidamente, y que para sumar 8 hiciera un procedimiento análogo pero restando 2.

Su educación espartana otorgada por gente estoica que, pues los prusianos deben asumir sus obligaciones sin chistar aunque les desagrade.

Y mi madre era prusiana, con toda la responsabilidad que eso conlleva, y eso  me lo ha transmitido.

Sus dichos, eran sus normas de vida.

a)    "Un prusiano no necesita que le digan su obligación...La sabe y la cumple". Esto de tanto repetir caló hondo en mí, a tal punto que mi madre jamás tuvo que decirme que estudiara, yo “sabía” que debía estudiar ...y estudiaba.

b)    "inco minutos antes del tiempo es la puntualidad prusiana". A rajatabla... sin excusas, también me lo inculcó a fuego e incluso con la edad que tengo siento que si alguien me hace esperar está cometiendo una falta de respeto hacia mí...y obviamente no quiero que otros sientan lo mismo, por lo que no me retraso.

Recordando en estos momentos a mi madre puedo decir que ella aprendía con asombrosa facilidad las cosas. Y cuando lo hacía trataba que fuera a la perfección.

Un ejemplo es que el idioma Silesiano es tan diferente al idioma alemán como el alemán al inglés. Sin embargo en el tiempo ella estuvo en Berlín aprendió el Alto Alemán (idioma oficial) a la perfección, sin ninguna tonada que dejara entrever de dónde venía.

Algo que también me transmitió, desde chico (3 años) mi madre me enseñó el alemán y el castellano al mismo tiempo, y cuando más grande en casa se hablaba alemán siempre y cuando no había visita, y perfecto castellano cuando había visita.

Todo lo contrario de mi padre que tenía mayores conocimientos académicos y un gran vocabulario en alemán y castellano (el nunca aprendió el silesiano), pero su pronunciación castellana era horrorosa.

Incluso mi padre era amante de inventar palabras que adoptaba como correctas.

Ej.: Castellano: cobrar; alemán: Kassieren, de lo que el generó: Cobrieren.

Esto hacia que mi madre se enojara mucho, jamás me permitió que mezclara los idiomas, en las pocas veces que yo me olvidaba una palabra en alemán e intentaba sustituirla por una castellana tropezaba con una mirada que en décimas de segundo se convertía en un frio glacial. Si no te acuerdas la palabra me explicas con otras palabras que es lo que quieres decir. PERO NO MEZCLES.

Bien habíamos quedado que mi madre aceptó el puesto de aprendiz y ejerció sus obligaciones con mucha alegría.

La mayoría de los niños que se dejaban en la casa cuna, desde el amanecer hasta el anochecer eran hijos de trabajadores golondrinas polacos que venían por las cosechas, a trabajar en las minas de carbón o hilando en las grandes hilanderías que se habían establecido, que era el trabajo peor remunerado.

Todas las mañanas los niños eran recibidos, se los alimentaba, se los bañaba, se los cambiaba, luego había que lavar los pañales para que los padres tuvieran una muda limpia, había que revisarlos para ver si tenían signos de enfermedad o eran maltratados.

Hacerlos dormir y por supuesto a los más grandecitos se les enseñaba juegos.

El orgullo de mi madre es que durante sus dos años del aprendizaje, nunca se enfermó un niño.

Los niños eran alimentados y atendidos según un riguroso orden ( ya lo dije: el Prusiano es riguroso y disciplinado) Este orden cambiaba todos los días, es decir el que hoy fue primero , mañana pasa ser el último, el que fue segundo pasa a ser primero y así sucesivamente.

Pero según recordaba mi madre, había un niño en particular que no aceptaba ese orden, lloraba y gritaba sin cesar a la hora de comer, pretendiendo ser el primero en alimentarse, parecía tener mucha hambre, pero la disciplina no puede cambiarse, porque se supone que los demás también tendrían hambre.

Pero un día mi madre encontró una papa cruda dentro del canasto del niño, los padres ni siquiera habían tenido tiempo de hervirla. Desde ese día mi madre alimento primero a ese niño, hijo de campesinos polacos.

Otra de las cosas que ella aprendió fue untar el pan con la manteca con una sola pasada del cuchillo y que quedara perfectamente untada en toda la superficie, esto hacia que podían preparar la merienda más rápidamente.

La normativa del sistema educativo consistía en lo siguiente:

1)    El educador cumple con su palabra, SIEMPRE,  sea si se ha prometido premio o castigo. Se cumple.

2)    JAMÁS  castigar un niño con rabia o enojo, el castigo se imparte por que el niño se lo mereció. Si es por primera vez que comete el desatino, se le avisa que la próxima vez recibirá un castigo. Y la próxima vez se aplica el castigo convenido.

3)    Incluso había un protocolo antes del castigo que consistía en recordar lo prometido. Ej. Ven acá, te acuerdas que la vez pasada te dije que si volvías a hacer esto recibirías castigo?? bueno, lo volviste a hacer. Tu tuviste la elección, y créeme a mí me duele tanto como a ti. Pero lo prometido es deuda, de la misma manera que cuando prometo postre, hay postre. Lo recuerdas??? pues bien. Ahora recibes el castigo. Todo dicho con absoluta tranquilidad.

4)    JAMAS PEGAR  a un niño con algún elemento. Se pega con la mano limpia sobre las nalgas y el niño apoyado sobre las piernas, no hay posibilidad de inferirle daño, y como la mano de uno duele también, no pasa de los dos tres chirlos.

 

5)    NUNCA castigar cuando uno está enojado, el castigo es correctivo para el niño, no una manera de sacarse el mal humor.

6)    Luego del castigo, NO se vuelve al tema, todo lo contrario, se vuelve a la más absoluta normalidad.

7)    El educador imparte justicia y nada más, y el niño elige en total libertad su accionar, como en cualquier democracia,

8)    Uno podía elegir, hacer caso o recibir castigo. La elección era propia, esto era muy eficaz a la hora de prevenir las actitudes rebeldes, no porque fuera sofocada con brutalidad sino más bien por convencimiento.

No siempre los castigos eran corporales (a decir verdad muy pocas veces), recuerdo que en una oportunidad un niño a cargo del cuidado de mi madre, rompió un vaso, ella con total tranquilidad le dijo: “Como has roto tu vaso, tendrás que esperar que los demás niños terminen de beber y pedirles prestado el vaso. (La realidad era que no tenía más vasos) este castigo durará hasta que yo reciba la paga el mes que viene”.

9)    La comida es SAGRADA , no se puede dejar de comer algo servido,

También acá recuerdo algo, a mi madre le habían comentado que la cebada perlada era muy nutritiva para los niños, (producto que ella no había visto ni cocinado nunca) y como estaba en oferta pudo adquirir 5 kg. A muy buen precio,

Resulta que ese producto es bastante desagradable, puesto que se rodea de una especie de baba,  lo que me hacía pensar que estaba tragando babosas, dejemos aclarado también que por la situación económica, cebada perlada era: cebada perlada hervida y nada más y con nada más, simplemente hervida.

Todos los niños nos quejamos porque tenía sabor horrible, luego de probarla mi madre dijo. “Niños, tienen razón, es horrible, pero desgraciadamente he comprado 5 kg., así que hay que comerla toda, eso sí, les prometo que luego que se termine, NUNCA MAS les preparare esto.

Y así fue que el resto fue consumido sin discusión.

Debo aclarar que para la época que me refiero yo ya tenía unos 8 años y mi madre cuidaba niños para ganarse la vida. Estos niños eran hijos de trabajadoras pobres también que iban a buscar trabajo por temporada a otros lugares, por lo que dejaban a los niños (a veces veían a mi madre por primera vez) por tres o cuatro meses hasta terminar la temporada

10)  El castigo debe ser proporcional a la falta.

11)  Tanto el castigo como la recompensa deben ser a corto plazo, no sirve decir: el año que viene no vas de vacaciones, sino, esta tarde no sales a jugar. Tampoco sirve decir cuando seas grande te compro un auto, sino, esta noche te hago un postre especial.

Pero sigamos en el tema del aprendizaje.

Una vez concluido el tiempo de aprendizaje, mi madre estaba en condiciones de diplomarse. Luego del examen que ella aprobó con honores estaba en condiciones recibir la habilitación para ejercer, para lo cual debía dejar una caución de mil marcos.

Estas cauciones todavía son de práctica en las carreras de leyes y medicina, claro que ahora puede ser en efectivo, de caución o de garantía, de algún profesional de la carrera en ejercicio de la profesión.

Para mi madre, sin embargo era un obstáculo imposible de sortear, no tenía manera de obtener esa suma de dinero, así que pidió ayuda a sus hermanos, en especial al menor de los varones que si estaba en condiciones de reunir esa cantidad. Pero la respuesta fue la siguiente “si todas tus hermanas son empleadas domésticas y se dedican a la limpieza, por qué quieres ser mejor que ellas? Te sientes superior?

Y así su carrera quedó trunca.

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